La actriz con 2 Oscar y 103 años...

Siempre me consideré a mi misma la peor actriz del mundo.

(Luise Rainer)

Este año los Premios Oscar estarán cumpliendo su 85 aniversario. Un premio que, nos guste o no, es un referente en la industria cinematográfica del mundo. Entre todas las personalidades nominadas en las categorías de actuación, pocas y pocos hay quienes han conseguido más de una estatuilla oscaril en su trayectoria. La primera persona en conseguir tal mérito fue una mujer, no americana, sino extranjera, y para recelo de muchos, ¡alemana! Se trata de Luise Rainer, que en 1937 y 1938 obtuvo sendos galardones como Mejor Actriz protagonista por las películas El Gran Ziegfeld (The Great Zieglfed, Robert Z. Leonard, 1936) y La Buena Tierra (The Good Earth, Sidney Franklin, 1937). Ganó de manera consecutiva, sorpresiva, y sin quererlo. De ello se ha hablado mucho en los libros que reseñan la historia del Oscar, así que es por todos conocida la apatía que Rainer siente por este tipo de premios.

Y aunque cueste creerlo, la oscarizada actriz aún vive. El día de hoy está celebrando sus 103 años de edad. Ningún otro interprete hombre o mujer premiados antes de la década de los 40’s sigue con vida. Así que el hecho de que ella, una de las más olvidadas ganadoras siga existiendo y plena de sus facultades, hace abrigar esperanzas por que en la próxima ceremonia de los premios de la Academia se le haga un reconocimiento a una mujer que hace 75 años se ganó un lugar preponderante en la historia del Oscar.

Para quienes no lo sepan, Luise Rainer trabajó en Berlín con el conocido director teatral Max Reinhardt, fue traída a Hollywood por la MGM, pues Phil Berg, el cazatalentos que la descubrió, informó a Louis B Mayer que había encontrado a ''la próxima Garbo''. El estudio envió un boleto de avión y ella partió a los Estados Unidos desde la Ile De France. "Tuve una sola demanda: que yo pudiera llevar a Johnnie, mi pequeño Scottie, conmigo. Era tan joven", recordó la actriz en una entrevista.

Durante su tiempo en Hollywood, residió en la casa que la Metro reservaba a sus estrellas. En los otros departamentos vivían Joan Crawford, Norma Shearer y Greta Garbo. Luise todavía conserva la admiración por la que fue rival circunstancial.  "Siempre pensé que después de Nefertiti era la criatura más hermosa del mundo. Era tan hermosa; yo la adoraba. Especialmente porque frente a la cámara no tenía que actuar: Garbo era." Habrá que recordar que cuando Rainer ganó su segundo Oscar, lo hizo compitiendo contra Garbo (La Dama de las Camelias), Barbara Stanwyck (Stella Dallas), Janet Gaynor (Ha Nacido una Estrella) e Irene Dunne (La Pícara Puritana).

En una estantería del estudio de su casa, la galardonada actriz conserva sus dos estatuillas oscariles. Y aunque la que ganó por el musical El Gran Ziegfeld es el original, su segunda estatuilla no. Es un reemplazo reciente que le concedió la Academia, porque el Oscar que ganó por su papel de abnegada mujer oriental en La Buena Tierra se la dio a los transportistas que mudaron sus cosas de Suiza a Londres hace algunos años. "Lo usaba para detener las puertas", confesó airadamente la actriz, "y estaba doblado".

En cine, Luise Rainer fue pareja cinematográfica de actores como William Powell, Paul Muni, Melvyn Douglas, Robert Young, Spencer Tracy, y el mexicano Arturo de Córdova. Fue esposa del escritor Clifford Odets y más tarde el publicista Robert Knittel.

Su matrimonio con Odets, duró tres años y fue tormentoso. "Él fue mi pasión", dijo Rainer. Era un escritor brillante, pero un hombre posesivo. Cuando ella desarrolló una amistad con Albert Einstein, Odets estaba tan consumido por los celos que en una ocasión atacó ferozmente la fotografía de un periódico donde Einstein aparecía; tomó las tijeras y le cortó la cabeza. “No debo hablar mucho de Einsten. Yo era muy joven, llena de vida, llena de tonterías, y a él le gustaba mi vivacidad. […] Él era un hombre muy simple. Cuando digo simple, me refiero a que tenía humildad. No como [el escritor ruso Aleksandr] Solzhenitsyn.” El segundo esposo de Rainer fue el editor del ganador del premio Nobel de Literatura en 1970, y una vez permaneció durante una semana en su casa de Londres. “Tú no podías hablarle de cualquier cosa excepto sobre su propio trabajo… Era tan vanidoso, y ¡tan exigente! ¡Terrible!”

Si Clifford Odets había sido su pasión, Robert Knittel fue ''mi hogar'', confesó la actriz. Y así como Bette Davis luchó contra las imposiciones de la Warner que la obligaban a participar en películas de segunda clase o con personajes sin “sustancia”, Rainer peleó contra Louis B. Mayer por las mismas razones, renunció a su contrato y el jefe de la MGM amenazó con hundir su carrera. Ella le contestó algo así como: “Usted ahora casi tiene 60 años y yo estoy en los 20’s. Cuando tenga 40, la edad de una exitosa actriz, usted estará muerto y yo viviré.”

La actriz se retiró del cine por voluntad propia en 1943, viviendo durante un tiempo en Suiza y luego en Londres, y haciendo apariciones ocasionales en teatro y televisión. En 1960 Federico Fellini la presionó para regresar cine, concretamente haciendo una actuación especial en su película La Dolce Vita. Se dice que ella insistió en escribir su propio dialogo, también que Fellini le mencionó que habría una escena donde su personaje de mujer madura tendría sexo con el de Marcello Mastroianni, así que la propuesta nunca surtió efecto. Sería hasta 1997 cuando aceptó intervenir en la adaptación de una novela del famoso escritor ruso Fyodor Dostoevsky, la cinta The Gambler (Károly Makk), en la que hace el papel de abuela de Dominic West, también aficionada a las apuestas, y en los diez minutos que aparece en pantalla roba todas y cada una de las escenas en las que interviene. Al respecto Luise comenta: “No fue buena, pero el director pensó que yo era maravillosa”.
 

(Ver escenas de Luise Rainer en The Gambler)

Hace algunos años la actriz se embarcó en la escritura de sus memorias, abandonándolas después de unas 200 páginas. “Me aburrí mucho conmigo misma...” Hace cinco años vendió todos sus documentos importantes a la Universidad de Boston, incluyendo la partitura autografiada de Porgy and Bess que le dio George Gershwin. “¡Ellos me despojaron! Después estaba desnuda, y sigo estándolo. Ahora deseo que no lo hubiese vendido todo, porque ahora tengo tiempo para escribir, y he olvidado todo.”

Luise continúa viviendo en Londres, todavía lúcida, viajando de vez en cuando para recibir algún homenaje, como el que recibió en Berlín en 2011 al develar su estrella en el Paseo de la Fama. Hace un tiempo ella misma compró una laptop ''porque se veía encantadora'', aunque reconoció que no sabía cómo usarla. “Cuando pierdes tu curiosidad, estás muerto”, dice ella. “Hay muchas cosas en el mundo que uno debe saber o sería maravilloso saber. Y no sé nada. ¡Nada! Dios mío, la vida es demasiado breve.”

¡Happy Birthday, Luise!