Como cada año, EL EDÉN SIDERAL se une a otros miles de sitios de la blogosfera para intentar vaticinar cuál será el resultado oscaril que mañana domingo conoceremos de la mano de Jennifer Lawrence en la categoría de Mejor Actriz. Como ya es costumbre, este blog se aleja de las predicciones categoría por categoría, y solo se enfoca a reflexionar sobre las actrices puntero en la lista de apuestas de cada año.
Por lo tanto, en esta ocasión, echando mano de las estadísticas, la historia y los gustos personales, analizaremos en dónde se sostiene la certeza de que la estrella australiana Cate Blanchett consiga una segunda estatuilla dorada. Su participación en el más reciente trabajo de Woody Allen y los premios recibidos en distintos círculos de festivales así lo rumoran. Empecemos pues con el análisis de las posibilidades que la intérprete de 44 años tiene en relación con otras de sus compañeras de nominación. Pasen y lean…
Blue Jasmine (2013), es un vehículo tragicómico que Woody Allen puso a los pies de Blanchett, y como ya se podía juzgar desde el tráiler, es una ligera adaptación de Un Tranvía Llamado Deseo, obra teatral de Tennessee Williams, cuya más famosa adaptación en cine fue realizada por Elia Kazan en 1951.
Cate da vida a Jasmine (no es su verdadero nombre), una mujer rica y glamurosa de la alta sociedad neoyorquina, que tras quedar viuda (de Alec Baldwin) y sin dinero tiene que mudarse a San Francisco a vivir con su hermana Ginger (Sally Hawkins), una mujer de clase trabajadora que vive con su novio (Bobby Cannavale) en un pequeño apartamento. Por supuesto, Jasmine no aprueba el estilo de vida y las pocas aspiraciones de Ginger, y no duda en criticar al “macho” insoportable que tiene como pareja, mientras tanto, se dedica a tomar antidepresivos y a recordar su antigua vida en Manhattan. Pronto busca trabajo para pagarse un curso de computación que le sirva para tomar clases en línea de Decoración de Interiores, lo mejor que sabe hacer, según ella. Cuando aparezca en su vida un hombre con aspiraciones políticas (Peter Sarsgaard) y le ofrezca la oportunidad de comenzar una nueva vida, Jasmine no dudará en omitir o falsear algunos detalles de su pasado, que sin embargo, tarde o temprano amenazarán su cordura.
Tal como la describe un crítico argentino de Filmaffinity, “aunque su Jasmine es inicialmente un estereotipo (la concheta superficial de clase de alta que se mueve en un universo sex-and-the-city, de carteras de marca, galas y cócteles), Blanchett consigue otorgarle a su criatura tal cualidad multidimensional, una variedad tan grande de matices, que te hace olvidar que no estás viendo a una persona real. Es al mismo tiempo víctima y victimaria, simpática y repelente, vulnerable y agresiva. Irremediablemente bonita a pesar del maquillaje que intenta deliberadamente mostrarla como un escracho sudoroso, Cate indigna con el egocentrismo de su personaje, pero consigue conmoverte con su infortunio. En un momento quieres abrazarla y consolarla, y al minuto siguiente te dan ganas de acogotarla con las dos manos como Homero a Bart.”
Yo, que soy poco adepto al cine de Woody Allen, debo de reconocer que ayer noche me tocó el turno de ver la peli, y puedo deciros que sí, que Cate Blanchett borda una actuación tan rica en matices y estados de ánimo que por supuesto, era obligatoria esta quinta nominación al Oscar. Por lo mientras, ya ha ganado los premios a Mejor Actriz de los círculos de críticos del Área de Washington, Vancouver, Toronto, el Sudeste, San Francisco, San Diego, Phoenix, Nueva York, Los Ángeles, Florida, Dallas, Chicago, Boston, y hasta la Sociedad Nacional de Críticos Cinematográficos (NSFC), la Sociedad de Críticos Online (OFCS), el Círculo de Críticos de Londres (ALFS), el Critics Choice Awards, el premio AACTA del Instituto Australiano de Cine, el premio del Sindicato de Actores en Hollywood, el Globo de Oro y el BAFTA inglés. ¿Qué estatuilla le falta en esta larga lista de premios? El Oscar. Pero ¿cuáles serían las circunstancias por la que pudieran fallar las predicciones de la estatuilla dorada la noche del domingo? Enseguida lo hablaremos.
¿Por qué Cate Blanchett NO debiera ganar el Oscar?
1.- Ya lo hemos dicho, como espectadores de la gala, siempre criticamos la escasez de emoción y sorpresa que las ceremonias de los premios nos deparan cuando ya de antemano “conocemos” a los ganadores. Por lo tanto, alguien más debiera ganar esa categoría a Mejor Actriz.
2.- Lo hemos dicho siempre, Amy Adams será oscarizada tarde que temprano. Ya lleva 5 nominaciones infructuosas, y su papel en American Hustle es más lúcido física e interpretativamente que el de Jennifer Lawrence, así que este debiera ser su año. ¿O la Academia le hará lo que a Kate Winslet y ganará en su sexta nominación? Mañana se sabrá.
3.- Judi Dench (Philomena) es otra dama inglesa habitual de estos premios, pero aunque ya lleva 7 nominaciones solo tiene una estatuilla en casa como Mejor Actriz Secundaria por su intervención de 8 minutos en Shakespeare in Love, allá en el lejano 1999. Tiene 79 años, ¿no es justo que ya se reconozca su trayectoria y su constancia? Es la única mujer de su edad que sigue apareciendo de vez en cuando por las nominaciones de la Academia. Y podríamos pensar que todavía le queda alguna otra nominación por lograr en el futuro.
4.- Meryl Streep (August: Osage County) tiene que convertirse tarde o temprano en la única interprete que iguale las 4 estatuillas conseguidas en el pasado por Katharine Hepburn. Cabe pensar que en los 15 años que le separan de la edad de Judi Dench, todavía será probable que Meryl gane un cuarto Oscar. Pero ¿por qué esperar tanto? ¿No sería mejor entregárselo ahora?
5.- Cuando en 2010 la Academia estuvo ante la primera nominación de Sandra Bullock, no desaprovechó la oportunidad de reconocerla con la estatuilla dorada a Mejor Actriz por su correcto trabajo en The Blind Side (2009). Es de suponer que los votantes pensaron que si no lo hacían en aquella ocasión, nunca jamás tendrían la oportunidad de oscarizar a una de las reinas de la comedia romántica noventera, de dudoso talento para algunos pero tan querida por el público y sus compañeros del séptimo arte. Aun así, muchos dudaron que hubiera sido la opción correcta de Alfonso Cuarón para ponerla al frente de un proyecto tan desmesurado como tardado, pero ya desde los primeros visionados de Gravity en el Festival de Venecia, se comenzó a propagar un rumor que resultó cierto: la película era una experiencia de obligada revisión y Sandra Bullock estaba estupenda en su papel, tanto, que ahora sí se merecería el Oscar. Unos meses después hemos llegado al final de la competencia oscaril, y es justo decir que la segunda nominación de Sandra Bullock a los premios de la Academia no es casualidad. La chica tiene talento. Pero los votantes y la crítica tienden a pensar que una segunda estatuilla dorada para Bullock sería demasiado, que quizá le dieron la primera muy pronto, y hasta ella ha mencionado que los académicos fueron demasiado generosos con ella. "No me sentí digna de él cuando lo tuve, así que pensé: Bueno, voy a pasar el resto de mi vida ganándomelo", señalaba durante su paso por el Festival Internacional de Cine de Toronto para presentar Gravity. ¿No sería esta la oportunidad perfecta para que la Academia revalide así el voto de confianza que le dio a Bullock en el 2010, y calle de una vez por todas las habladurías sobre uno de los Oscares más cuestionados de la historia?
¿Por qué Cate Blanchett debiera ganar el Oscar?
1.- Con la nominación dada a su protagonista, Woody Allen demuestra una vez más que es un buen “director de mujeres”. El romance entre la Academia y las actrices o, en pocas ocasiones, actores, elegidos del director, comenzó con el Oscar a Diane Keaton por Annie Hall (1977), y siguió con las nominaciones de Geraldine Page y Maureen Stapleton por Interiores (1978), la nominación de Mariel Hemingway por Manhattan (1979), el Oscar para Dianne Wiest y Michael Caine por Hannah y sus Hermanas (1986), la nominación a Martin Landau por Delitos y Faltas (1989), nominación de Judy Davis por Maridos y Mujeres (1992), el segundo Oscar de Dianne Wiest, y la nominación de Chazz Palminteri y Jennifer Tilly por Balas sobre Broadway (1994), el Oscar para Mira Sorvino por Poderosa Afrodita (1995), las nominaciones de Sean Penn y Samantha Morton por Sweet and Lowdown (1999), y el incomprensible Oscar para Penélope Cruz por Vicky Cristina Barcelona (2008). ¿No es hora ya de que otra de sus intérpretes consiga un Oscar bajo su loable dirección?
2.- Si Vivien Leigh obtuvo su segundo Oscar por Un Tranvía llamado Deseo (1951) la obra en que se inspira Blue Jasmine, ¿por qué no habría de conseguir Cate Blanchett un triunfo igual de merecido?
3.- Pocas actrices pueden presumir de tener en su recibidor dos estatuillas doradas, una como Mejor Actriz y otra como Mejor Actriz Secundaria. Las afortunadas han sido: Helen Hayes (1932, 1971), Maggie Smith (1970, 1979) y Jessica Lange (1983, 1995). Las que tienes dos premios como Mejor Actriz y uno como Actriz Secundaria, son: Ingrid Bergman (1945, 1957, 1975) y Meryl Streep (1980, 1983, 2012). ¿El nombre de Cate Blanchett no tiene el peso suficiente para unirse a esta lista? Por supuesto que sí, no desentonará.
4.- En la moda actual de hacer versiones con actores reales de los cuentos de hadas de la factoría Disney, algunas actrices oscarizadas ya han interpretado a las villanas de turno como Julia Roberts (la reina malvada en Blancanieves) y Angelina Jolie (Maléfica). Cate se une a la lista e interpretará a la severa madrastra en la adaptación de La Cenicienta que está preparando Kenneth Branagh para el 2015. ¿No sería interesante ver en el tráiler de la película la leyenda “Y la ganadora del Oscar, Cate Blanchett, como…”?
5.- En 1999, Cate se merecía ganar el Oscar de Mejor Actriz por su personificación de la reina inglesa en Elizabeth (1998), pero el premio fue para Gwyneth Paltrow por Shakespeare in Love. Al año siguiente, ambas actrices compartieron cartel en El Talentoso Mr. Ripley: El Impostor (1999), pero ninguna fue tomada en consideración por los votantes. Por lo tanto, la segunda vez que Blanchett fue nominada, lo terminó ganando, pero en la categoría de Mejor Actriz Secundaria por su personificación de Katharine Hepburn en El Aviador (2004). Aunque para muchos, era un premio que bien podría haberse otorgado a Natalie Portman (Closer), porque para Cate era insuficiente ser premiada en esa categoría. Tras otras nominaciones, y ahora que vuelve con fuerza a la ceremonia, la Academia tiene la perfecta oportunidad de saldar una deuda y darle a la prestigiada actriz el Oscar protagónico que desde hace mucho se merece.
6.- El triunfo de Sandra Bullock y Meryl Streep en esta categoría todavía es muy reciente, por el contrario, han pasado 9 años desde la primera estatuilla concedida a Cate, así que es tiempo suficiente para que tenga la oportunidad de llevarse otro Oscar a casa.
7.- Pocas actrices de 44 años pueden presumir de tener una trayectoria cinematográfica tan atractiva como la de Cate Blanchett, en la que gran parte de su filmografía está llena de estimables películas y buenas interpretaciones, y cuyo nombre da prestigio a cualquier título en cartelera por muy cuestionada que sea la cinta (¿Robin Hood? ¿Indiana Jones?). Sus inmortales papeles como la dama élfica Galadriel en las seis adaptaciones de la obra de Tolkien y como la soberana Elizabeth I en el díptico biográfico dirigido por Shekhar Kapur, demuestran que estamos ante una de las actrices más talentosas, presenciales y elegantes de los últimos tiempos. Y eso siempre merece un Oscar.
Pase lo que pase la noche del domingo, a nosotros nos gustaría ver premiada a Sandra Bullock, no lo podemos evitar, pero apostamos fuertemente porque esa será la noche de Cate Blanchett, que lucirá un hermoso vestido y con gesto de sorpresa, subirá nuevamente los escalones hacia el centro del escenario del Teatro Dolby a pronunciar un discurso tan correcto como conmovedor, en el que por supuesto, no faltará la dedicación de esa estatuilla a Woody Allen, el eterno ausente de las ceremonias de premios, que por supuesto, se sentirá orgulloso cuando se entere de que una vez más, ha logrado cumplirle el sueño a una actriz de tener un Oscar en casa… o dos.
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