La Última Tentación de Cristo (The Last Temptation of Christ, Martin Scorsese, 1988)
El hijo del carpintero, Jesús de Nazaret (espectacular Willem Dafoe) es un ser retraído y cobarde que se dedica a la construcción de crucifijos para el ceremonial de la crucifixión instaurado por los emisarios del imperio romano. El pelirrojo Judas (Harvey Keitel) es por contra un zelote, miembro de la insurgencia judía contra los invasores romanos que acusa a Jesús de cobardía e indignidad. Pero éste sufre el tormento en silencio, ganándose la enemistad de sus conciudadanos, e incluso la afamada prostituta María Magdalena (Barbara Hershey) le escupe con descaro avergonzada por su actitud sumisa (tal vez también por su rechazo a ella)... Un día decide ir al monasterio esenio para redimirse y vencer sus tormentos. En definitiva convencerse de qué es lo que verdaderamente Dios espera de él, y cuando lo sabe, comienza su ministerio sabiendo que pronto tendrá que pedir la ayuda de Judas para cumplir con la voluntad de su Dios. Sin embargo, cuando “todo está por cumplirse” y se haya moribundo clavado en el madero de la cruz, torturado y desangrándose, recibe la visita del falso ángel de la tentación, una niña con rostro arrebatadoramente enigmático que le propone la salvación, puesto que "Dios es misericorde y no castigador, y si dio a Abraham la oportunidad de no matar en sacrificio a su hijo...". Jesús vivirá esa tentación soñada casándose con Magdalena, siendo un hombre normal que trabaja y forma una familia para aportar continuación e hijos al mundo, y posteriormente cuando ésta muera, con María la hermana de Marta y Lázaro, en lugar de ampliar su amor a todos los seres humanos y sufrir por ello tan graves consecuencias… En 1988, Martin Scorsese llevaría a la gran pantalla con la colaboración de su guionista habitual Paul Schrader la controvertida novela que el filósofo y poeta griego Nikos Kazantzakis publicó en el año 1955. En su estreno mundial levantó ampollas irreparables para la frágil sensibilidad de los extremistas cristianos, quienes en un acto de intolerancia atacaron y boicotearon la cinta, que no consiguió sino dar más publicidad a la película. Nominada al Oscar a la Mejor Dirección.
El hijo del carpintero, Jesús de Nazaret (espectacular Willem Dafoe) es un ser retraído y cobarde que se dedica a la construcción de crucifijos para el ceremonial de la crucifixión instaurado por los emisarios del imperio romano. El pelirrojo Judas (Harvey Keitel) es por contra un zelote, miembro de la insurgencia judía contra los invasores romanos que acusa a Jesús de cobardía e indignidad. Pero éste sufre el tormento en silencio, ganándose la enemistad de sus conciudadanos, e incluso la afamada prostituta María Magdalena (Barbara Hershey) le escupe con descaro avergonzada por su actitud sumisa (tal vez también por su rechazo a ella)... Un día decide ir al monasterio esenio para redimirse y vencer sus tormentos. En definitiva convencerse de qué es lo que verdaderamente Dios espera de él, y cuando lo sabe, comienza su ministerio sabiendo que pronto tendrá que pedir la ayuda de Judas para cumplir con la voluntad de su Dios. Sin embargo, cuando “todo está por cumplirse” y se haya moribundo clavado en el madero de la cruz, torturado y desangrándose, recibe la visita del falso ángel de la tentación, una niña con rostro arrebatadoramente enigmático que le propone la salvación, puesto que "Dios es misericorde y no castigador, y si dio a Abraham la oportunidad de no matar en sacrificio a su hijo...". Jesús vivirá esa tentación soñada casándose con Magdalena, siendo un hombre normal que trabaja y forma una familia para aportar continuación e hijos al mundo, y posteriormente cuando ésta muera, con María la hermana de Marta y Lázaro, en lugar de ampliar su amor a todos los seres humanos y sufrir por ello tan graves consecuencias… En 1988, Martin Scorsese llevaría a la gran pantalla con la colaboración de su guionista habitual Paul Schrader la controvertida novela que el filósofo y poeta griego Nikos Kazantzakis publicó en el año 1955. En su estreno mundial levantó ampollas irreparables para la frágil sensibilidad de los extremistas cristianos, quienes en un acto de intolerancia atacaron y boicotearon la cinta, que no consiguió sino dar más publicidad a la película. Nominada al Oscar a la Mejor Dirección.
Las Alas del Deseo / El Cielo sobre Berlín (Der Himmel über Berlin, Wim Wenders, 1987)
Cassiel (Otto Sander) y Damiel (Bruno Ganz), dos ángeles guardianes llegados desde la eternidad, sobrevuelan el gris cielo sobre Berlín, ciudad dividida aún por el "muro de la vergüenza". Los ángeles están allí, sin poder cambiar el curso de las cosas, llenos de compasión e impotencia. Son invisibles, aunque no para los niños y para los simples de corazón. Ambos ángeles se muestran muy distintos. Damiel simboliza la falta de sensaciones y experiencia y no se encuentra satisfecho con su condición eterna, mientras que Cassiel simboliza la seriedad y la soledad y acepta su eternidad. Son testigos de la historia y de los acontecimientos de la ciudad y sus humanos, hasta que a uno de ellos, decidido a sentir las sensaciones y sentimientos de los mortales, se enamora y sacrifica su inmortalidad por una joven y hermosa trapecista (Solveig Dommartin)… Un anciano que reflexiona como narrador, una bella trapecista solitaria y un actor americano (Peter Falk) que rueda una película ambientada en la Alemania nazi son los más significativos entre las decenas de personajes que escuchan durante el metraje de la obra. En el apartado técnico, Wenders y su director de fotografía utilizan de manera ingeniosa el cambio del blanco y negro al color para diferenciar los puntos de vista de los ángeles y los humanos respectivamente, creando un ambiente de singular tristeza. Tal vez el ritmo pausado y el tono susurrante hará que para algunos la película se convierta en un aburrimiento total, pero si se posee un poco de sensibilidad y nos encontramos predispuestos a dejarnos sumergir en esta atípica fábula nos servirá para meditar sobre los aspectos más "terrenales" de la vida. Filme ganador del premio al Mejor Director en el Festival de Cannes. La cotinuación llegaría en 1993 con el título de Tan Lejos, Tan Cerca (In weiter Ferne, so Nah!), también dirigida por Wenders y con los mismos dos ángeles protagonistas.
El Último Emperador (The Last Emperor, Bernardo Bertolucci, 1987)
Guión basado en la autobiografía de Puyi, el último emperador de China, que subió al trono a los tres años en noviembre de 1908 y que gobernó en la Ciudad Prohibida hasta abdicar en 1912 debido al acoso de las fuerzas republicanas, aunque siguió gozando de los privilegios de su titulo hasta 1924. Posteriormente fue designado como gobernante títere de Manchuria por las fuerzas de ocupación japonesas, y permaneció en ese puesto hasta que estalló la revolución comunista, que lo encarceló en la prisión de Fushun acusado de traidor y con la intención de "reeducar" su mente. Fue liberado más adelante y llevó una vida como ciudadano normal en Pekín hasta su muerte… Destacable superproducción dirigida por Bertolucci que no hace sino reflejar un ambiente, una época y un personaje de manera magistral. Es una coproducción de Gran Bretaña, Italia y China, por lo que la factura técnica es muy buena y la banda sonora (de David Byrne) atrayente, llamativa y eficaz, aunque en ocasiones la película se hace larga y tediosa. Las actuaciones de John Lone como el emperador adulto, las de Joan Chen como la primera esposa y del siempre correcto Peter O’Toole como el tutor inglés son claves para entender el día a día de este llamado señor de los diez mil años y la desaparición de la China Imperial. Aunque como toda superproducción que se precie, cuenta con una edición extendida en DVD que amplía y aclara varias situaciones de la versión original, que ganó nada mejor que el Globo de Oro y BAFTA a la Mejor Película, y cada una de sus 9 nominaciones al Oscar, incluyendo Mejor Película, Dirección y Guión Adaptado.
Guión basado en la autobiografía de Puyi, el último emperador de China, que subió al trono a los tres años en noviembre de 1908 y que gobernó en la Ciudad Prohibida hasta abdicar en 1912 debido al acoso de las fuerzas republicanas, aunque siguió gozando de los privilegios de su titulo hasta 1924. Posteriormente fue designado como gobernante títere de Manchuria por las fuerzas de ocupación japonesas, y permaneció en ese puesto hasta que estalló la revolución comunista, que lo encarceló en la prisión de Fushun acusado de traidor y con la intención de "reeducar" su mente. Fue liberado más adelante y llevó una vida como ciudadano normal en Pekín hasta su muerte… Destacable superproducción dirigida por Bertolucci que no hace sino reflejar un ambiente, una época y un personaje de manera magistral. Es una coproducción de Gran Bretaña, Italia y China, por lo que la factura técnica es muy buena y la banda sonora (de David Byrne) atrayente, llamativa y eficaz, aunque en ocasiones la película se hace larga y tediosa. Las actuaciones de John Lone como el emperador adulto, las de Joan Chen como la primera esposa y del siempre correcto Peter O’Toole como el tutor inglés son claves para entender el día a día de este llamado señor de los diez mil años y la desaparición de la China Imperial. Aunque como toda superproducción que se precie, cuenta con una edición extendida en DVD que amplía y aclara varias situaciones de la versión original, que ganó nada mejor que el Globo de Oro y BAFTA a la Mejor Película, y cada una de sus 9 nominaciones al Oscar, incluyendo Mejor Película, Dirección y Guión Adaptado.
Las Aventuras del Barón Munchausen (The Adventures of Baron Munchausen, Terry Gilliam, 1988)
La película adapta las aventuras del Barón Münchausen, militar alemán que vivió en el siglo XVIII y participó en las campañas que Federico el Grande adelantó con los rusos, aunque irónicamente lo que ha trascendido los siglos y traspasado los cinco continentes son sus narraciones orales plenas de creatividad y fantasía, donde hace añicos la lógica, desnuda sus sueños y se libera en la magnitud inconmensurable de sus ilusiones. Estas locas y fascinantes aventuras, llevadas por tercera vez al cine (primero fue un alemán: Josef von Backy, en 1943 y con gran éxito, y luego un checo: Karel Zeman, en 1961 con menor trascendencia), inician ahora en pleno asedio turco a una indeterminada ciudad, cuando un grupo de actores de segunda representa una historia en un teatro semiderruido en el peor de los ambientes posibles, con la tensa certeza flotando en el aire de que el tiempo se les acaba. Mientras interpretan la obra, aparece un curioso anciano que asegura ser el protagonista real de la obra, el mismísimo aventurero Barón de Munchausen (John Neville). Ante el desdén y la incredulidad de tan poco dispuesto público, el viejo comenzará a relatar una serie de hazañas que, en su opinión, sí hacen justicia a su vida y no como ocurría en la obra. A partir de aquí comienza un cuento, un viaje al estilo Gulliver, en el cual el barón promete rescatar a sus antiguos camaradas (Bertold, capaz de correr a la velocidad del rayo; Gustavus, con un oído y capacidad pulmonar espectaculares; Albrecht, dotado de una increíble fuerza y Adolphus, un tirador con vista de lince a cientos de kilómetros) para vencer al sultán turco (un viejo enemigo, según él) que los ataca. Acompañado por la hija de su imitador, recorrerá los escenarios más variopintos, encontrando extraños personajes casi como en la odisea de cierto héroe mitológico. Y es aquí donde se desata todo el ingenio, imaginería y fantasía de Gilliam, donde muestra que su imaginación es tan magnífica como rayana en la locura. Tan grande, que ni su presupuesto pudo soportarlo. Aventura tras aventura, el barón irá reencontrando a sus viejos amigos mientras hace y deshace entuertos y recorre lugares insólitos, y finalmente salva a la ciudad del ataque turco… Fracaso rotundo a nivel económico, a nivel artístico es una propuesta interesante, demasiado compleja para el gran público pero llena y rica en imágenes sugerentes. Contiene además, las mejores metáforas sobre como la racionalidad intenta asesinar a la fantasía, el poder de ésta para desentrañar situaciones complicadas o de como a veces uno no sabe ver la delgada línea que separa la realidad y la ficción.
La película adapta las aventuras del Barón Münchausen, militar alemán que vivió en el siglo XVIII y participó en las campañas que Federico el Grande adelantó con los rusos, aunque irónicamente lo que ha trascendido los siglos y traspasado los cinco continentes son sus narraciones orales plenas de creatividad y fantasía, donde hace añicos la lógica, desnuda sus sueños y se libera en la magnitud inconmensurable de sus ilusiones. Estas locas y fascinantes aventuras, llevadas por tercera vez al cine (primero fue un alemán: Josef von Backy, en 1943 y con gran éxito, y luego un checo: Karel Zeman, en 1961 con menor trascendencia), inician ahora en pleno asedio turco a una indeterminada ciudad, cuando un grupo de actores de segunda representa una historia en un teatro semiderruido en el peor de los ambientes posibles, con la tensa certeza flotando en el aire de que el tiempo se les acaba. Mientras interpretan la obra, aparece un curioso anciano que asegura ser el protagonista real de la obra, el mismísimo aventurero Barón de Munchausen (John Neville). Ante el desdén y la incredulidad de tan poco dispuesto público, el viejo comenzará a relatar una serie de hazañas que, en su opinión, sí hacen justicia a su vida y no como ocurría en la obra. A partir de aquí comienza un cuento, un viaje al estilo Gulliver, en el cual el barón promete rescatar a sus antiguos camaradas (Bertold, capaz de correr a la velocidad del rayo; Gustavus, con un oído y capacidad pulmonar espectaculares; Albrecht, dotado de una increíble fuerza y Adolphus, un tirador con vista de lince a cientos de kilómetros) para vencer al sultán turco (un viejo enemigo, según él) que los ataca. Acompañado por la hija de su imitador, recorrerá los escenarios más variopintos, encontrando extraños personajes casi como en la odisea de cierto héroe mitológico. Y es aquí donde se desata todo el ingenio, imaginería y fantasía de Gilliam, donde muestra que su imaginación es tan magnífica como rayana en la locura. Tan grande, que ni su presupuesto pudo soportarlo. Aventura tras aventura, el barón irá reencontrando a sus viejos amigos mientras hace y deshace entuertos y recorre lugares insólitos, y finalmente salva a la ciudad del ataque turco… Fracaso rotundo a nivel económico, a nivel artístico es una propuesta interesante, demasiado compleja para el gran público pero llena y rica en imágenes sugerentes. Contiene además, las mejores metáforas sobre como la racionalidad intenta asesinar a la fantasía, el poder de ésta para desentrañar situaciones complicadas o de como a veces uno no sabe ver la delgada línea que separa la realidad y la ficción.
Secretaria Ejecutiva / Armas de Mujer (Working Girl, Mike Nichols, 1988)
Nueva York, años ochenta. Tess (Melanie Griffith) es una joven treintañera, ambiciosa, inteligente y ansiosa por triunfar en el mundo de los negocios. Sin embargo, a pesar de haber estudiado en la escuela nocturna, hasta el momento no pasa de ser una eficaz secretaria. Un nuevo puesto trabajando para una mujer (Sigourney Weaver) que escucha sus ideas parece ser el comienzo de su progreso, pero también el descubrimiento de que en la ciudad de los amos del universo no puedes confiar en nadie. Así, aprovechando un accidente de su jefa, decide usurpar su puesto y realiza una serie de operaciones financieras a sus espaldas, además de compartir amante (Harrison Ford)... Una divertida comedia con la mejor interpretación de Melanie Griffith para uno de los grandes éxitos de taquilla del año, que pretendía hacer eco en el mundo femenino del suceso que había significado Wall Street (1987) de Oliver Stone. Por extraño que les parezca a muchos, la película se alzó con varios globos de oro y con seis nominaciones a los Oscars en las categorías principales, incluyendo Mejor Película; todo ello sin dejar de tener en cuenta que estamos ante una comedia localista y casi costumbrista salpicada de romanticismo, y una oda al sueño americano. En cuanto a la banda sonora, la canción principal compuesta por Carly Simon es de lo mejor del filme (ganadora del Oscar) y es todo un signo de referencia dentro de la música cinematográfica de los 80. ¿Y como no mencionar la mejor frase de toda la película? "Tengo una mente para las finanzas y un cuerpo para el pecado, ¿hay algo de malo en eso?".
Nueva York, años ochenta. Tess (Melanie Griffith) es una joven treintañera, ambiciosa, inteligente y ansiosa por triunfar en el mundo de los negocios. Sin embargo, a pesar de haber estudiado en la escuela nocturna, hasta el momento no pasa de ser una eficaz secretaria. Un nuevo puesto trabajando para una mujer (Sigourney Weaver) que escucha sus ideas parece ser el comienzo de su progreso, pero también el descubrimiento de que en la ciudad de los amos del universo no puedes confiar en nadie. Así, aprovechando un accidente de su jefa, decide usurpar su puesto y realiza una serie de operaciones financieras a sus espaldas, además de compartir amante (Harrison Ford)... Una divertida comedia con la mejor interpretación de Melanie Griffith para uno de los grandes éxitos de taquilla del año, que pretendía hacer eco en el mundo femenino del suceso que había significado Wall Street (1987) de Oliver Stone. Por extraño que les parezca a muchos, la película se alzó con varios globos de oro y con seis nominaciones a los Oscars en las categorías principales, incluyendo Mejor Película; todo ello sin dejar de tener en cuenta que estamos ante una comedia localista y casi costumbrista salpicada de romanticismo, y una oda al sueño americano. En cuanto a la banda sonora, la canción principal compuesta por Carly Simon es de lo mejor del filme (ganadora del Oscar) y es todo un signo de referencia dentro de la música cinematográfica de los 80. ¿Y como no mencionar la mejor frase de toda la película? "Tengo una mente para las finanzas y un cuerpo para el pecado, ¿hay algo de malo en eso?".
Las Amistades Peligrosas (Dangerous Liaisons, Stephen Frears, 1988)
La perversa y fascinante Marquesa de Merteuil (Glenn Close) planea vengarse de su último amante con la ayuda de su viejo amigo, el Vizconde de Valmont (John Malkovich), un seductor tan amoral y depravado como ella. Una virtuosa mujer casada, Madame de Tourvel (Michelle Pfeiffer), de la que Valmont se enamora, se verá involucrada en las insidiosas maquinaciones de la marquesa, al igual que la virginal y comprometida Cecile (Uma Thurman)… Obra maestra que tiene como marco histórico la Francia del siglo XVIII y como contexto social su aristocracia decadente. El filme nos muestra con singular sadismo la guerra de los sexos, un intenso juego de seducción en el cual pierde el que se enamora y como las emociones y los sentimientos son los que al fin de cuentas manejan nuestros actos y ante los cuales la razón tiene la última palabra, además de mostrarnos el fuerte apego a los valores morales y la falsedad en esa época. El guión, profundo e inteligente, es indudablemente una de las mejores adaptaciones de la historia que el dramaturgo Christopher Hampton se empeñó en escribir tras haber adaptado con éxito la novela de Choderlos de Laclos al teatro, y ganó el Oscar sobre el guión de Rain Man (1988), aunque no pudo arrebatarle el de Mejor Película. Al año siguiente se haría una nueva adaptación, titulada Valmont y dirigida por Milos Forman, pero poco valorada ante esta mejor versión de las 4 que se han hecho en cine.
La perversa y fascinante Marquesa de Merteuil (Glenn Close) planea vengarse de su último amante con la ayuda de su viejo amigo, el Vizconde de Valmont (John Malkovich), un seductor tan amoral y depravado como ella. Una virtuosa mujer casada, Madame de Tourvel (Michelle Pfeiffer), de la que Valmont se enamora, se verá involucrada en las insidiosas maquinaciones de la marquesa, al igual que la virginal y comprometida Cecile (Uma Thurman)… Obra maestra que tiene como marco histórico la Francia del siglo XVIII y como contexto social su aristocracia decadente. El filme nos muestra con singular sadismo la guerra de los sexos, un intenso juego de seducción en el cual pierde el que se enamora y como las emociones y los sentimientos son los que al fin de cuentas manejan nuestros actos y ante los cuales la razón tiene la última palabra, además de mostrarnos el fuerte apego a los valores morales y la falsedad en esa época. El guión, profundo e inteligente, es indudablemente una de las mejores adaptaciones de la historia que el dramaturgo Christopher Hampton se empeñó en escribir tras haber adaptado con éxito la novela de Choderlos de Laclos al teatro, y ganó el Oscar sobre el guión de Rain Man (1988), aunque no pudo arrebatarle el de Mejor Película. Al año siguiente se haría una nueva adaptación, titulada Valmont y dirigida por Milos Forman, pero poco valorada ante esta mejor versión de las 4 que se han hecho en cine.
Cuando los Hermanos se Encuentran / El Hombre de la Lluvia (Rain Man, Barry Levinson, 1988)
Charlie Babbitt (Tom Cruise), un joven egoísta que espera heredar una fortuna de su difunto padre, se entera de que el beneficiario será su hasta entonces desconocido hermano Raymond (Dustin Hoffman), un hombre autista con una habilidad especial para ciertos temas relacionado con la memoria y los números. Al principio desconcertado por su comportamiento, Charlie aprenderá a conocerlo durante un viaje que juntos emprenderán atravesando los Estados Unidos... Esta especie de "road movie" se apoya básicamente en un sobresaliente Dustin Hoffman en el papel de autista inteligente con un don innato para los números, y en un competente Tom Cruise para reflejar el rol de hermano frío e indiferente que evolucionará durante el transcurso de la película. La historia no tiene grandes sorpresas, más allá de un final emotivo y el gran realismo que los dos citados actores consiguen imprimir a una relación de hermanos. Ganadora de 4 premios Oscar: Mejor Película, Director, Guión y Actor (Dustin Hoffman).
Charlie Babbitt (Tom Cruise), un joven egoísta que espera heredar una fortuna de su difunto padre, se entera de que el beneficiario será su hasta entonces desconocido hermano Raymond (Dustin Hoffman), un hombre autista con una habilidad especial para ciertos temas relacionado con la memoria y los números. Al principio desconcertado por su comportamiento, Charlie aprenderá a conocerlo durante un viaje que juntos emprenderán atravesando los Estados Unidos... Esta especie de "road movie" se apoya básicamente en un sobresaliente Dustin Hoffman en el papel de autista inteligente con un don innato para los números, y en un competente Tom Cruise para reflejar el rol de hermano frío e indiferente que evolucionará durante el transcurso de la película. La historia no tiene grandes sorpresas, más allá de un final emotivo y el gran realismo que los dos citados actores consiguen imprimir a una relación de hermanos. Ganadora de 4 premios Oscar: Mejor Película, Director, Guión y Actor (Dustin Hoffman).
Cinema Paradiso (Nouvo Cinema Paradiso, Giusseppe Tornatore, 1988)
Preñada de melancolía, humor y nostalgia, la película es una historia de amor por el cine. Cuenta la historia de Salvatore (Jacques Perrin), un famoso director que, al enterarse de la muerte del encargado de la sala de cine de su pueblo, el “Cinema Paradiso”, recuerda toda su vida anterior antes de emprender el regreso al lugar del que un día prometió no volver: Totó (Salvatore Cascio), un niño huérfano de padre, no se separa del lado de Alfredo (Philippe Noiret), el operador cinematográfico, coleccionando en secreto aquellos descartes que el sacerdote corta de las películas proyectadas. Así que Totó guarda, como si de un tesoro se tratara, todos los besos y caricias prohibidos y descartados en una vieja caja. Trocitos de vida. Y esa sala de cine se convierte en la estrella de la película, único vínculo sólido de todos los habitantes del pequeño pueblo, acogiendo en sus butacas al cura que censura todos los besos ante el abucheo general, a mujeres que dan el pecho, a hombres que roncan, a chicos que se masturban sin reparos durante la primera época del destape, a gandules o aficionados que veían el mismo filme una docena de veces, a parejas que van a meterse mano, a amores que se encuentran, a un tipo al que dan matarile y sepultura, a las prostitutas que atienden a su clientela en las funciones nocturnas, a familias enteras que vivían cada proyección como si fuese la última. Y todos estos personajes y situaciones forman parte de la vida de Totó y de Alfredo, quienes desde su cubículo observan a la muchedumbre, cambian el rollo, ríen o discuten. Pero el tiempo pasa, y el joven Totó (Marco Leonardi) vivirá un amor imposible con la rubia Elena (Agnese Nano), más pasional y platónico que cualquiera de las películas que proyecta, hasta que un día tiene que irse de la pequeña villa y comenzar a buscar sus sueños. Y así ocurre durante treinta años hasta que un día un mensaje le comunica que debe volver a casa donde un secreto le espera… La partitura de Ennio Morricone jamás defrauda, al igual que la hermosa fotografía de Blasco Giurato, y por sobre todas las cosas cabe admirar el magnifico trabajo de Tornatore tanto en el guión como en la dirección de esta bella cinta que ya forma parte del salón de honor del séptimo arte, un trabajo al cual no le falta nada, una obra maestra contemporánea. Aunque la tendencia al lagrimeo es inevitable, termina siendo entrañable. Ganadora del Oscar como Mejor Película Extranjera y el Premio Especial del Jurado en el Festival de Cannes, que cuenta también con una versión extendida en DVD.
Preñada de melancolía, humor y nostalgia, la película es una historia de amor por el cine. Cuenta la historia de Salvatore (Jacques Perrin), un famoso director que, al enterarse de la muerte del encargado de la sala de cine de su pueblo, el “Cinema Paradiso”, recuerda toda su vida anterior antes de emprender el regreso al lugar del que un día prometió no volver: Totó (Salvatore Cascio), un niño huérfano de padre, no se separa del lado de Alfredo (Philippe Noiret), el operador cinematográfico, coleccionando en secreto aquellos descartes que el sacerdote corta de las películas proyectadas. Así que Totó guarda, como si de un tesoro se tratara, todos los besos y caricias prohibidos y descartados en una vieja caja. Trocitos de vida. Y esa sala de cine se convierte en la estrella de la película, único vínculo sólido de todos los habitantes del pequeño pueblo, acogiendo en sus butacas al cura que censura todos los besos ante el abucheo general, a mujeres que dan el pecho, a hombres que roncan, a chicos que se masturban sin reparos durante la primera época del destape, a gandules o aficionados que veían el mismo filme una docena de veces, a parejas que van a meterse mano, a amores que se encuentran, a un tipo al que dan matarile y sepultura, a las prostitutas que atienden a su clientela en las funciones nocturnas, a familias enteras que vivían cada proyección como si fuese la última. Y todos estos personajes y situaciones forman parte de la vida de Totó y de Alfredo, quienes desde su cubículo observan a la muchedumbre, cambian el rollo, ríen o discuten. Pero el tiempo pasa, y el joven Totó (Marco Leonardi) vivirá un amor imposible con la rubia Elena (Agnese Nano), más pasional y platónico que cualquiera de las películas que proyecta, hasta que un día tiene que irse de la pequeña villa y comenzar a buscar sus sueños. Y así ocurre durante treinta años hasta que un día un mensaje le comunica que debe volver a casa donde un secreto le espera… La partitura de Ennio Morricone jamás defrauda, al igual que la hermosa fotografía de Blasco Giurato, y por sobre todas las cosas cabe admirar el magnifico trabajo de Tornatore tanto en el guión como en la dirección de esta bella cinta que ya forma parte del salón de honor del séptimo arte, un trabajo al cual no le falta nada, una obra maestra contemporánea. Aunque la tendencia al lagrimeo es inevitable, termina siendo entrañable. Ganadora del Oscar como Mejor Película Extranjera y el Premio Especial del Jurado en el Festival de Cannes, que cuenta también con una versión extendida en DVD.
La Sociedad de los Poetas Muertos / El Club de los Poetas Muertos (Dead Poets Society, Peter Weir, 1989)
Un grupo de alumnos de un estricto colegio privado descubrirán la poesía, el significado de "Carpe Diem" -aprovechar el momento- y la importancia de perseguir los sueños gracias al excéntrico profesor Keating (Robin Williams) y sus métodos poco convencionales para despertar sus mentes y valorarlos como jóvenes… La película del casi siempre interesante Peter Weir se convirtió en un gran éxito crítico y de público gracias a la empatía que conseguía con el personaje de Williams y la personalidad de algunos de los jóvenes actores que lo acompañaban (Ethan Hawke, Josh Charles y Robert Sean Leonard, entre otros). El filme ganó el BAFTA como Mejor Película y su guión original el Oscar (sobre cintas como Cuando Harry conoció a Sally y Sexo, Mentiras y cintas de Video), aunque Paseando a Miss Daisy le arrebató la estatuilla principal. “¡Oh capitán, mi capitán!”, invocaban unos chicos emocionados en honor a su mentor y amigo.
Un grupo de alumnos de un estricto colegio privado descubrirán la poesía, el significado de "Carpe Diem" -aprovechar el momento- y la importancia de perseguir los sueños gracias al excéntrico profesor Keating (Robin Williams) y sus métodos poco convencionales para despertar sus mentes y valorarlos como jóvenes… La película del casi siempre interesante Peter Weir se convirtió en un gran éxito crítico y de público gracias a la empatía que conseguía con el personaje de Williams y la personalidad de algunos de los jóvenes actores que lo acompañaban (Ethan Hawke, Josh Charles y Robert Sean Leonard, entre otros). El filme ganó el BAFTA como Mejor Película y su guión original el Oscar (sobre cintas como Cuando Harry conoció a Sally y Sexo, Mentiras y cintas de Video), aunque Paseando a Miss Daisy le arrebató la estatuilla principal. “¡Oh capitán, mi capitán!”, invocaban unos chicos emocionados en honor a su mentor y amigo.
El Chofer y la Sra. Daisy / Paseando a Miss Daisy (Driving Miss Daisy, Bruce Beresford, 1989)
Miss Daisy Dwerthan (Jessica Tandy), una antipática profesora jubilada de 72 años, que planta cara a las inseguridades y temores de su vejez con obstinación y terquedad, decide comprarse un coche. Su hijo (Dan Aykroyd), temiendo un posible caos circulatorio o, peor aún, un accidente, contrata a un chofer negro (Morgan Freeman) para que conduzca el vehículo en contra de los deseos de ésta. Al principio, la anciana y el tranquilo conductor no se llevan demasiado bien, pero el paso del tiempo hará que surja cierto cariño y respeto en su relación… Excelente, sutil y tierno drama (basado en la obra de teatro ganadora del Pulitzer de Alfred Uhry) que el propio Uhry adaptó de su obra en la que Morgan Freeman ya había interpretado al paciente chofer en la versión teatral. Un guión repleto de sensibilidad y sencillez, con dos actores protagonistas absolutamente consagrados y unas escenas que nos hablan de la vida cotidiana de personas corrientes que van afrontando su ancianidad, así como del trasfondo sociocultural que se desarrollaba en Estados Unidos a mediados del siglo pasado en el estado sureño de Georgia, donde aún pervivían los fuertes y arraigados prejuicios contra las personas de raza negra y contra los judíos. Ésta es una película de personas normales, de vidas sencillas que hablan de las cosas cotidianas y no hacen nada extraordinario, y por ello mucho más realista, sin necesidad de conversaciones brillantes ni especialmente ingeniosas, ni de giros sorprendentes en la trama. Al mismo tiempo sorprende que una película tan poco pretenciosa y sin un gran presupuesto como esta no pasase desapercibida para las masas en los cines allá por el 1989 y además de ganar 4 premios Oscar (incluyendo Mejor Película, Mejor Actriz y Mejor Guión Adaptado) tuviera un gran éxito de taquilla.
Miss Daisy Dwerthan (Jessica Tandy), una antipática profesora jubilada de 72 años, que planta cara a las inseguridades y temores de su vejez con obstinación y terquedad, decide comprarse un coche. Su hijo (Dan Aykroyd), temiendo un posible caos circulatorio o, peor aún, un accidente, contrata a un chofer negro (Morgan Freeman) para que conduzca el vehículo en contra de los deseos de ésta. Al principio, la anciana y el tranquilo conductor no se llevan demasiado bien, pero el paso del tiempo hará que surja cierto cariño y respeto en su relación… Excelente, sutil y tierno drama (basado en la obra de teatro ganadora del Pulitzer de Alfred Uhry) que el propio Uhry adaptó de su obra en la que Morgan Freeman ya había interpretado al paciente chofer en la versión teatral. Un guión repleto de sensibilidad y sencillez, con dos actores protagonistas absolutamente consagrados y unas escenas que nos hablan de la vida cotidiana de personas corrientes que van afrontando su ancianidad, así como del trasfondo sociocultural que se desarrollaba en Estados Unidos a mediados del siglo pasado en el estado sureño de Georgia, donde aún pervivían los fuertes y arraigados prejuicios contra las personas de raza negra y contra los judíos. Ésta es una película de personas normales, de vidas sencillas que hablan de las cosas cotidianas y no hacen nada extraordinario, y por ello mucho más realista, sin necesidad de conversaciones brillantes ni especialmente ingeniosas, ni de giros sorprendentes en la trama. Al mismo tiempo sorprende que una película tan poco pretenciosa y sin un gran presupuesto como esta no pasase desapercibida para las masas en los cines allá por el 1989 y además de ganar 4 premios Oscar (incluyendo Mejor Película, Mejor Actriz y Mejor Guión Adaptado) tuviera un gran éxito de taquilla.
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