Para la 7ª entrega de los Premios de la Academia, acaecida el Miércoles 27 de Febrero de 1935, el Banquete de premiación se llevó a cabo por vez primera en el Biltmore Bowl del Hotel Biltmore de los Ángeles, a las 8:00 pm. Recordemos que la estatuilla principal fue para la comedia de Frank Capra Sucedió una Noche (It Happened one Night, 1934), protagonizada por Clark Gable y Claudette Colbert, película de la que ya hablamos ampliamente en El Edén Sideral hace unos meses (y que puedes ver aquí).
Lo relevante de este año, además de que la película de Capra consiguió ganar las estatuillas más importantes de la premiación (Mejor Película, Director, Guión, Actor y Actriz), fue la creación de tres nuevas categorías en competencia que se adherían a las ya existentes: Mejor Edición, Mejor Música y Mejor Canción. El número de cintas nominadas a Mejor Película ascendió a 12, de las cuales sólo hubo tres finalistas por el número de votos más elevado. Las otras categorías también se compusieron de tres nominaciones. Solo la categoría de Mejor Sonido obtuvo 8 participaciones, una por el trabajo más relevante de cada estudio de producción.
Lo que interesa contar en esta entrada, es la presencia mexicana que se tuvo en algunas películas que contendieron a alguna estatuilla dorada este año, en el que se comenzó a usar ya el apelativo de “Oscar” a propósito de la estatuilla de Mejor Actriz que ganó Katharine Hepburn la entrega del año pasado, toda vez que el columnista de un periódico de Los Ángeles, Sidney Skolsky, usó por vez primera en la prensa ese calificativo al referirse en su reseña al premio otorgado a la actriz. Ese apodo conferido al Premio de la Academia comenzó a popularizarse entre los medios, si bien la Academia no lo usaría oficialmente hasta 1939.
Hoy hablaremos de la categoría de Mejor Canción, donde una de las cintas nominadas contó con la gran presencia la estrella mexicana Dolores Del Río, y significó el salto a la fama de nada más y nada menos que Fred Astaire y Ginger Rogers. Pasen y lean…
(Academy Awards 1934: Gene Raymond, Leslie Howard, Dolores Del Río, Cedric Gibbons)
MEJOR CANCIÓN
En 1933, la RKO Pictures tuvo la brillante idea de juntar como pareja a la duranguense Dolores Del Río (con su primera cinta en la firma) y el galán con pelo teñido de rubio Gene Raymond para su nuevo gran éxito musical: Volando hacia Río de Janeiro, o conocida popularmente por su título más corto, Volando a Río (Flying Down to Rio, Thornton Freeland). El filme fue un éxito, pero no por las razones que se esperaban.
La más bella actriz mexicana en la historia de Hollywood: Dolores Del Río, poseía una casi escalofriante belleza felina, pero muy pocos de sus filmes de ese periodo se pueden ver en la actualidad. Volando a Río tenía la intención de ser un vehículo para la carrera de la estrella, permitiéndole el lucimiento de su belleza mestiza en las florituras y coreografías del tango rioplatense, al igual que en los ritmos brasileños de moda, pero las críticas y las audiencias salieron pensando en los números de baile que interpretó la relativamente desconocida pareja secundaria, formada por una incipiente actriz con 4 o 5 filmes anteriores de la Warner y la RKO, y un hombre de Broadway recién llegado a Hollywood, con solo una película (Alma de Bailarina, de Robert Z. Leonard, 1933) como experiencia previa, mismos que se convirtieron en la sensación de la película. Sus nombres eran Ginger Rogers y Fred Astaire, pareja que ayudaría a escribir la historia del cine musical.
La película es una delicia, y Dolores es el centro del relato con su personaje de millonaria brasileña que se enamora de un piloto americano rico, encarnado por Gene Raymond, de quien nadie se preocupó por cuidarle su amaneramiento frente a la cámara, y al que el código Hays le pasó por alto algunas escenas que en otras cintas hubieran sido censuradas.
La mayor parte del tiempo en pantalla está gastado en el monótono triángulo romántico que involucra a la mexicana Del Río, el neoyorquino Raymond y el brasileño Raul Roulien, pero Fred (en su personaje de Fred Ayres) y Ginger (como Honey Hayes) son los que establecen aquí muchas de las marcas de sus siguientes filmes. En el argumento, Roger Bond (Raymond), líder de una banda musical, siempre provoca problemas con sus clientes por sus flirteos con chicas en las fiestas donde tocan. Un día son despedidos de un trabajo en un hotel de Miami luego de que Roger es descubierto enamorando a Belindha de Rezende (Del Río). Ella sin embargo está comprometida con Julio Rubiera (Roulien), un amigo de Roger que vive en Brasil. Como Roger es también piloto de avión y tiene un contrato para tocar con su banda en la inauguración del hotel Atlántico en Río de Janeiro, le ofrece a Belindha darle un aventón. Pero a medio camino la nave se estropea y se detienen en una isla. De nueva cuenta intenta seducirla, y aunque es evidente que existe interés por parte de ella, nuevamente es rechazado. Aquí hay una secuencia –de esas, que hoy día escandalizan- donde Belindha da una bofetada a Roger, y este la toma con fuerza y la acuesta sobre sus piernas para darle unas buenas nalgadas. Al llegar a su destino, Roger necesitará encontrar una manera de ganar su amor y se le ocurre una gran idea mientras hace un número de inauguración aérea tan sorprendente como imposible…
Para esta historia, dirigida por Thornton Freeland, se escribieron, entre otros, dos temas ampliamente conocidos: la rítmica “La Carioca” y el tango “Orquídeas a la luz de la luna” (filmado originalmente en Technicolor), que Dolores bailó con destreza. El primer tema (con la letra de Gus Kahn y Edward Eliscu, y música de Vincent Youmans) se volvió un éxito al instante, y fue interpretado por casi todas las orquestas de la época. También estaban las secuencias musicales dirigidas por Busby Berkeley, quien parecía fascinado con la participación de la mexicana. Por cierto, en el número musical “Carioca” aparece como extra Emilio Fernández, quien tendría mejor suerte al regresar a México para comenzar a fincar la época de oro de nuestro cine, donde tuvo como director gran participación de la duranguense Dolores en sus películas.
Un hecho macabro que dejó el rodaje de Volando a Río fue la muerte de Tosca Izabel Querze Roulien (1909 - 1933), bailarina y esposa del coprotagonista Raul Roulien, que al cruzar una calle en Hollywood fue atropellada por un coche que era conducido por el entonces incipiente guionista John Huston. La leyenda negra nos dice que Huston fue exonerado por el jurado como culpable del accidente, señalando a la joven sudamericana como responsable al no fijarse en los señalamientos de tránsito. Bien sea porque el padre de John era el respetado actor Walter Huston o por los poderes fácticos de la M-G-M, lo que es un hecho es que la demanda de Raul no prosperó y el mítico director se libró de ir a prisión.
(Raul Roulien)
En los premios de la Academia, el tema “La Carioca” de Volando a Río llegó a ser considerado en las nominaciones en la recién creada categoría de Mejor Canción, quedando en el tercer lugar de preferencia (en esos años se daban a conocer los tres primeros lugares). En la película, la canción forma parte de un largo número musical que alterna bailes de Astaire y Rogers con el ensamble artístico, mientras que el tema se va alternando en las voces de la cantante de ópera Alice Gentle, la actriz de origen mexicano que fuera esposa de Marlon Brando, Movita Castaneda (Castañeda), y la cantante afroamericana Etta Motten Barnett.
El segundo lugar en la contienda por el Oscar, lo obtuvo la balada romántica “Love in Bloom” de la comedia Fuga Apasionada (She Loves Me Not, Elliott Nugent), adaptación de una obra de Broadway, donde Miriam Hopkins interpreta a una bailarina de night club en Filadelfia que es testigo de un asesinato, y huye lejos para evitar ser comprometida como testigo material del crimen, llegando en su huida hasta los dormitorios de chicos de la Universidad de Princeton. Bing Crosby y el propio Elliot Nugent dan vida a dos estudiantes (algo disparatado considerando su edad) que acuerdan esconder a Miriam disfrazándola de hombre, a la vez que se las arreglan para que pase desapercibida ante los ojos del decano (Henry Stephenson), e incluso de su hija (Kitty Carlisle). Antes de que los asesinos sean atrapados y la vida de Hopkins esté fuera de peligro, Crosby consigue presentar junto a Carlisle la canción “Love in Bloom” en dos momentos del metraje.
El tema con letra de Leo Robin y música de Ralph Rainger, fue un éxito ese año grabado en solitario por Bing Crosby, y por el célebre Paul Whiteman y su Orquesta, para el que Jack Fulton cantó el estribillo. También sería grabado por el dramaturgo y actor Noel Coward, por Gracie Fields, Spike Jones y sus City Slickers, y Erroll Garner y su Orquesta (1961).Tiempo después la melodía sería popularmente asociada no con Crosby, sino con Jack Benny, gracias a que su programa de televisión The Jack Benny Program (1950-1965) tenía como entrada la melodía de “Love in Bloom”. La película tuvo un remake en 1942, en el título de True to the Army, con Judy Canova, y otro en 1955, conocido como How to Be Very, Very Popular, protagonizado por Betty Grable.
Pero volvamos a Fred Astaire y Ginger Rogers… Mencionábamos que fue tan bien acogida la pareja que el Estudio pensó que ellos dos podrían llevar el peso de una producción. Rogers había llegado a Volando a Río cuando la actriz Dorothy Jordan, que originalmente iba a interpretar el papel de “Honey Hayes”, tuvo que declinar la oferta para casarse con el productor de King-Kong (1933), Merian C. Cooper. Astaire, por su parte, se mostraba reacio a tener a Rogers como pareja de baile en una nueva película, pero cuando las buenas críticas confirmaron la popularidad de la pareja, tuvo que dar su brazo a torcer y aceptó embarcarse en la cinta La Alegre Divorciada (The Gay Divorcee, Mark Sandrich, 1934), que constituyó un enorme suceso para la RKO. Nadie supuso que de ahí en adelante harían otros ocho filmes juntos.
El argumento de la cinta es usualmente tonto: Mimi Glossop (Rogers) es una chica americana que está hastiada de su matrimonio con Cyril (William Austin) y le pide a su tía Hortensia (Alice Brady) que le arregle una escapada pública con un gigoló profesional y así presionar a su esposo con el divorcio para evitar el escándalo. Cuando se traslada a Londres conoce a Guy Holden (Astaire), un bailarín que viaja por Europa acompañado de su abogado (Edward Everett Horton). Mimi piensa que es la persona que su tía ha contratado. Guy le sigue la corriente sin entender que es lo que ocurre y empiezan a recorrer los centros nocturnos divirtiéndose como nunca. Guy se siente atraído por Mimi y está decido a conquistarla. Los censores de la cinta forzaron poner una “e” extra al título original de la película (pasando de El Alegre Divorcio a La Alegre Divorciada), porque el divorcio ejercía una mala influencia en ese tiempo y se podría interpretar como algo “feliz”.
En la cinta destaca otro tema clásico de la época compuesto expresamente para la película, “Night and Day”, del célebre Cole Porter. Y si bien no obtuvo nominación, la escena donde Astaire le canta a Rogers al tema y luego la hace bailar, ha pasado a la historia como el primer momento romántico de la pareja en la gran pantalla, una deliciosa escena que sublimina un acto sexual y que cierra con el rostro extasiado de Ginger mientras Fred le ofrece un cigarrillo.
La Alegre Divorciada tuvo mucho éxito, tanto que fue una de las 12 cintas nominadas al Oscar como Mejor Película ese año, además consiguió el 3er lugar por el Mejor Sonido y el 2º lugar en las nominaciones a Mejor Música (Departamento de la RKO) y Mejor Dirección de Arte (Van Nest Polglase y Carroll Clark). La única estatuilla que ganó, fue la recién creada categoría de Mejor Canción, gracias a uno de sus números musicales, “The Continental”, compuesto en la letra por Herb Magidson y en la música por Con Conrad. Este número musical tiene una duración récord en pantalla de ¡22 minutos!, distribuidos en fragmentos secuenciados de canto, escenas dialogadas, baile y luego canto y baile de nuevo. Las voces que le dan vida son de Rogers, Astaire, Erik Rhodes y Lillian Miles.
Cuando comienza el baile en el gran salón, después de una secuencia de diálogos, el número musical dura 17 ½ minutos, consiguiendo imponerse como el número más largo visto jamás en un musical, hasta que Gene Kelly logró romper el récord con los 18 ½ minutos que dura el ballet final de Un Americano en París (A American in Paris, Vincente Minnelli, 1951).
En agosto de 2012, la casa de subastas Nate D. Sanders anunció que uno de sus artículos que se sometería a licitación sería el premio que la Academia concedió a Conrad y Magidson por “The Continental”, con un precio de salida de $ 100 000 dólares. Afortunadamente, alguien anónimo evitó la subasta a tiempo y devolvió la estatuilla a la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood.
(Herbert A. Magidson)
El tema ganador del Oscar se ha convertido en todo un clásico y un digno merecedor del primer premio concedido en su categoría. No por nada estuvo 7 semanas consecutivas ocupando el primer puesto en el Billboard estadounidense en 1934. Al paso de los años, ha sido grabado por importantes artistas de la música, como Leo Reisman y su Orquesta (1934), el británico Lew Stone y su Banda, con apoyo vocal de Nat Gonella (1934), y el también británico Harry Roy y su Orquesta (1935), así como Django Reinhardt (1935), y años más tarde por Artie Shaw y su Orquesta, acompañados de Tommy Dorsey y su trombón (1950), Rosemary Clooney con Harry James y su Orquesta (1952), Ray Conniff y su Orquesta (1961), Frank Sinatra (1964), Help Alpert & The Tijuana Brass (1969), Maureen McGovern (1976) y Eliane Elias (1998), entre muchos otros.
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